Una de las tendencias más comunes a la hora de ejecutar arpegios, suele ser tocarlos en estricto orden ascendente o descendente. Esto sucede de forma mas acusada incluso que en las escalas, y sin duda, encuentra su origen en nuestra forma de estudiarlos y mecanizarlos. No es ningún secreto que si siempre tocamos de un modo concreto, nuestras manos, y sobre todo nuestro oído, tenderán a identificar y repetir ese esquema. Todos deseamos ser creativos, impredecibles, y en definitiva, ser capaces de hacer música que maraville y sorprenda. Esto es claramente complicado si nos empeñamos en solo repetir, así que como mínimo es necesario replantearse algún tipo de cambio, por nimio que este sea. La repetición es clave para el aprendizaje, pero el posterior proceso creativo requiere altas dosis de experimentación y ruptura. Esto es, primero interiorizar, después expandir y alterar el proceso.
Para ayudar a trabajar esta cuestión voy a proponer experimentar con algo que pudiera intimidar e incluso crear cierto rechazo: la tablas de permutaciones.
El concepto es muy simple. Si tocas un arpegio, tenga este las notas que tenga, puedes seleccionarlas la en diferente orden para alterar drásticamente el resultado melódico. Tomando como referencia las 3 notas de una triada, se generan estas seis permutaciones:
Solo estos tres sonidos se pueden tocar de 6 formas diferentes. A continuación, he escrito 6 frases cortas utilizando la triada de Do mayor en contexto melódico. La idea es que las tomes como referencia para escribir tus propias líneas. La permutación por si sola no es suficiente, es necesaria tu implicación conectándola con otras notas o ideas melódicas.
La parte realmente importante del ejercicio es el auto análisis. Es buena idea grabarte improvisando durante unos minutos y transcribir tus propias líneas después. Observa bien tu manera de crear melodías y toma buena nota de lo que realmente está sucediendo.
Cuando empleas este recurso melódico, ¿cuantas de estas posibilidades son naturales para ti? Es muy probable que algunas las uses todo el tiempo, otras mas moderadamente e incluso otras no las emplees jamás. En la toma de consciencia está la clave. Ya tienes un interesante trabajo planteado.
Ahora, incluye también la duplicación de la fundamental. Un total de cuatro notas genera 24 melodías diferentes.
Aquí tienes algunas frases con las seis primeras combinaciones. No las tomes al pie de la letra, si no como una referencia para entender mejor el proceso.
30 permutaciones de arpegios triada en total, sin contar que en vez de la fundamental podríamos duplicar la tercera o la quinta.
El siguiente paso es, lógicamente, expandir el acorde incluyendo la 7ª. En este caso se generan 24 permutaciones (R357):
Por supuesto, es posible e interesante volver a duplicar la fundamental para obtener un total de 120 combinaciones (R357r):
No voy a escribir un lick para cada combinación. Entre otras cosas, porque nadie va a memorizar, ni dar uso a 120 frases que lea en un blog, pero sobre todo porque el trabajo a desarrollar es totalmente personal e intransferible.
Soy plenamente consciente de que la cantidad de opciones es enorme.
A la hora de afrontar una tabla o cualquier tipo de diccionario, tienes dos opciones: asumir que has de memorizar el material nota por nota, o enfocarlo como una exploración. La primera suele acabar en el abandono del trabajo, bien sea por aburrimiento o por sobrecogimiento. Si por el contrario optas por observar cuantas de estas combinaciones ya existen en tu forma de tocar, puedes seleccionar algunas nuevas, que sean un lógico paso adelante, y ver a dónde te lleva este material.
Hay algo fascinante en el mero hecho de observar las posibilidades. La música alberga un número realmente basto de combinaciones de todo tipo (tonalidades, compases, subdivisiones rítmicas, acordes, etc) y muchas de ellas se pueden ejecutar como mínimo de varias formas. Siendo realistas, no hay suficientes horas en la vida de un ser humano para explorar, aprender e interiorizar todo el material disponible. Eso es bueno, en primer lugar para mantenernos humildes, y en segundo lugar para ser realistas. Valorar y medir lo posible siempre arrojará luz a nuestro proceso y hará más obvias nuestras carencias. Ser conscientes de lo que nos falta es el primer paso para trabajar en la dirección adecuada.
A título personal, diré que me entusiasman las tablas. Mi percepción ante ellas no es de obligación, si no de posibilidad. Posibilidad siempre creativa. En vez de sentir presión, experimento el mismo entusiasmo que tendría mirando un mapa para elegir el destino de un viaje, o en una gran biblioteca a la búsqueda de un libro que empezar a leer. Este tipo de lecciones son mis preferidas porque no te digo en absoluto lo que has de hacer. Tan solo me limito a señalar cuestiones que existen. Lo mucho o poco que quieras crecer con ellas es asunto tuyo y solo tuyo. ¡Buen viaje!
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