Escucha a tu cuerpo

Ritmo Biológico

Una cuestión que a menudo los músicos pasamos por alto  es prestar la debida atención a las señales que nos envía nuestro cuerpo. Más allá de los obvios  dolores (o no tanto) causados por la antinaturalidad de las posturas que adoptamos, existen procesos que, una vez identificados y ajustados, pueden ser de gran ayuda en el tiempo que pasamos con nuestro instrumento. Por ejemplo, los cronotipos o ritmos biológicos.

Hay personas decididamente diurnas. Eso quiere decir que el momento en que más y mejor rinden trabajando, es por la mañana. Es habitual en ellos que a primera hora del día obtengan los picos más altos de concentración, sus ideas fluyan con mayor facilidad y rapidez, tanto a nivel lógico (intelectual) como creativo (intuitivo). Según va avanzando el día, su energía inicial disminuye, hasta llegar al punto de sentirse extenuados, sin energía ni ganas de hacer nada que requiera un grado mínimo de implicación.

A otras personas, por el contrario, les lleva mucho tiempo y esfuerzo el mero hecho de despertarse por la mañana. Generalmente, incluso después de haberse levantado y desayunado, siguen acusando sueño, cansancio y hasta mal humor. En algunos casos, estos síntomas no desaparecen del todo hasta pasado el medio día. Como contrapartida, por la noche se activan, y pueden trabajar hasta horas intempestivas, con grandes resultados.

Es por tanto crucial averiguar, si es que aun no lo tenemos claro, a qué grupo pertenecemos y tratar de ajustar nuestra vida al ritmo que tienda nuestro organismo, de manera natural y siempre en la medida de lo posible. Un dato a tener muy  presente, es que el ritmo marcado por la sociedad es en la mayoría de los casos diurno. Eso quiere decir que aquellos que encajen en el tipo nocturno, han de pelear a la contra de su propio relog biológico. Habrá ocasiones en que sea imposible conciliar obligaciones y cronotipo, pero muchos se sentirán aliviados de saber que un cambio de planificación en su agenda les puede reportar bienestar y recompensar con un grado más alto de eficiencia en la música y en el resto de actividades cotidianas.

Se puede aprender mucho acerca de nuestra propia efectividad simplemente observando las reacciones del cuerpo cuando hacemos música, cuando trabajamos o cuando realizamos diversas tareas. No hace falta ser médico para extraer diferentes conclusiones. Muchas pueden parecen de sentido común, y de hecho lo son, pero que creo es importante tenerlas presentes y hacer los ajustes oportunos. Aquí tienes algunas que a mi me funcionan y me ayudan en mi trabajo musical:

Dormir el tiempo necesario: Es fundamental haber dormido y tenido un sueño reparador. El número de horas ideal es el que cada uno necesite para rendir al 100%, ni más ni menos.

Comer adecuadamente: Los beneficios de tener una dieta equilibrada afectan a todas las áreas de la vida. La música es una actividad realmente exigente, ya que involucra diferentes procesos tanto físicos (velocidad, precisión, coordinación…) como mentales (memorización, interpretación de códigos…). Por ello, es indispensable estar adecuadamente nutrido para disponer de la energía necesaria. Ademas, señalaría evitar los atracones de comida. Comer menos cantidad, más veces da un respiro al cuerpo y se evita el malestar habitual que sucede después de sobrecargar el estómago.

Respetar la digestión. Este proceso consume una gran cantidad de energía, así que es mejor dejar la práctica ardua o las actividades que requieran gran concentración para antes o después.

Tomar descansos muy frecuentes. Cuando estemos estudiando, componiendo, ensayando, dando o recibiendo clases, es necesario darle al cerebro y al cuerpo breves y frecuentes descansos donde reponerse. A menor capacidad de concentración, mayor número de descansos serán necesarios.

Beber suficiente agua. Mantener el cuerpo hidratado es crucial para eliminar toxinas y limpiar el cuerpo, pero también para mantener la temperatura corporal, y para lubricar las articulaciones, tema especialmente importante para un músico.

Hacer estiramientos antes, durante y después. No solo en el calentamiento y tras la práctica musical, durante ésta hemos de aprovechar los descansos para tonificar los músculos y aliviar el dolor causado por el esfuerzo. Con el tiempo, estirar se convierte en un acto tan natural como bostezar, algo que tu cuerpo demanda para sentirse bien.

Cambiar la postura, esto parece contradecir los principios básicos de la técnica, que sostienen que hay que adoptar la postura más ergonómica y no modificarla jamás, para disponer siempre de la mismas referencias espaciales. Pero lo cierto es que mantener la misma posición durante periodos prolongados resulta comúnmente en dolores, tensiones, pinzamientos y eventuales lesiones. Quizá alternar entre dos o tres posiciones, sea de ayuda para evitar problemas posturales.

Respirar bien. Es significativa la cantidad de músicos que durante la ejecución de pasajes  complicados, contiene la respiración. Esto puede llegar a ser incluso un hábito, por supuesto muy nocivo. La respiración no solo proporciona óxigeno a la sangre, también contribuye entre otras cosas, a regular la concentración y  las emociones. Si piensas que esto no tiene un impacto directo en tu manera de tocar, sería bueno que aprendieras algunos ejercicios de respiración y vieras como tu actividad musical se ve afectada positivamente e incluso drásticamente por ello.

Evitar el sedentarismo. Un músico es alguien que pasa muchas horas de su vida sentado, estudiando, tocando su instrumento, enseñando, grabando, viajando, etc. Todas ellas actividades suficientemente sedentarias como para tomarse en serio la necesidad de contrarrestarlo con actividad física.

Por supuesto, hay muchas otras cuestiones que impactan directamente en la calidad de nuestra vida. La clave, como es lógico, está en observar. Así que te invito a que hagas un ejercicio de autoexploración y veas qué funciona y qué no, y actues consecuentemente. Conocerse es un acto de inteligencia. Al fin y al cabo, cuerpo solo tenemos uno, y nos tiene que funcionar para hacer lo que más nos gusta en el mundo.

 

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